Liniers quedó con las manos vacías, en final de película. Bochornoso arbitraje de Yamil Possi.

Las últimas actuaciones de Liniers, están marcadas por mucha cantidad de goles y finales electrizantes. Esta vez en General Rodríguez no fue la excepción. Liniers pagó caro sus errores defensivos, pero volvió a demostrar coraje en las difíciles, a pesar de haber soportado un arbitraje escandaloso de Yamil Possi, al que lamentablemente le quedó grande el partido.

Todo empezó de novela para Liniers, que con gran actitud se llevó por delante a Atlas y generó 3 situaciones claras de gol en los primeros 5 minutos. Al minuto un tiro en el travesaño de Schiavello, a los 3 una jugada fenomenal de Palmerola por izquierda, eludiendo al arquero y despejando Molinari en la boca del arco, cuando el balón entraba y Schiavello no podía introducirla. Luego a los 5 el Coqui Jiménez remata de zurda cerquita del palo izquierdo. Sin embargo, la réplica fulminante del local a los 6 con una defensa mal parada, un Matías Pardo que no se supo bien por donde andaba, y Farías sólo por el sector derecho la cruzó al palo opuesto de Fernández para abrir el marcador.

El golpe se sintió. Liniers no fue el mismo. El partido comenzó a hacerse friccionado. Atlas abusó de la pierna fuerte al amparo de un árbitro para nada riguroso con el marrón. Liniers no daba garantías atrás, y Atlas de contra se manejaba bien. Marcos Fernández evitó el segundo en un par de ocasiones, y recién pasada la media hora Schiavello tuvo una chance de gol perdida cerca de un poste. Pero otra vez la réplica fue letal. Una dudosa infracción cobrada cerca del área y Ruíz Díaz con impecable tiro libre puso el 2 a 0.

Al final de la etapa Bevcar y Jiménez pudieron descontar, pero Liniers estaba nuevamente obligado a una hazaña para revertir dos goles en contra.

El técnico dispuso, como 7 días atrás, el ingreso de Mastandrea, esta vez por Jiménez, que sigue en deuda. Alvarez tuvo el descuento tras gran jugada de Bevcar, pero definió a las manos del arquero. El ingreso de Tiedemann por Schiavello pasado el cuarto de hora comenzaba a significar que Ruggero se jugaba todo lo que tenía. El partido fue ganando en intensidad al tiempo que comenzó a arreciar la lluvia. Liniers fue acorralando a su rival y tuvo situaciones en los pies de Stansiola, en una media chilena de Palmerola, en un tiro libre de Mastandrea o en un cabezazo del propio Stansiola. Pero el arco seguía cerrado. Atlas fue agrupando gente atrás y cada tanto intentaba a través de Leguiza o Farías. Liniers por el lado de Renyinski y Pardo volvía a ser vulnerable. Faltando 10 minutos Ruggiero hizo ingresar a Faggionatto por Pardo en la última carta que quedaba. Y el delantero recién ingresado aprovechó una pelota en el área para definir con categoría. Faltaban 9 minutos, y Liniers estaba cerca del empate, aunque Atlas pegó un tiro en el palo. Pero otra vez la figura de Yamil Possi y sus asistentes, apareció en escena. Los dos lineas en conjunto, uno no marca una pelota salida del campo, el otro no sanciona la clara posición adelantada de Leguiza que recibe y habilita a Farías también adelantado. Este último convierte el tercer gol. Expulsión del técnico Osvaldo Ruggero por protestar. Tumultos y un árbitro al que los jugadores de Atlas le siguen manejando el partido.

La lluvia no cesaba y la garra de Liniers tampoco en buscar el descuento, y nuevamente Faggionatto de cabeza lo consiguió. Faltaban 4 minutos de los 5 que había descontado el árbitro. Atlas ya sin piernas, sólo se dedicaba a demorar. Marcos Fernández en un saque de arco casi produce el milagro de empatar el partido, cuando su tiro salió rozando el travesaño en lo que hubiese sido el gol del año. Al final, con Liniers atacando insistentemente, irresistible por momentos para un rival desteñido, que terminó tirándola para cualquier lado y esperando el silbato cómplice de Yamil Possi. Cuándo este llegó, festejó como si hubiese ganado el campeonato.

Corridas en el epílogo, Diego Leguiza, camino a los vestuarios, cobardemente agredió al técnico de Liniers, Osvaldo Ruggero, y Guillermo Szcszurak (técnico de Atlas) quiso hacer lo propio con Mauricio Remy. Possi, seguramente, como en toda la tarde, no habrá visto nada.

Víctor Marinelli