El equipo de Ruggero está imparable, nuevamente ganó y goleó. Está vez lo sufrió Ituzaingó, que no lo supo definir en el primer tiempo y se quedó sin nada, el 5 a 4 final dejó escrita una vertiginosa historia de 90 minutos que, con el paso del tiempo, será muy difícil de empardar.
Claramente el choque entre el León y la Topadora, a la hora de desmenuzarlo, se dividió en tres partes; la primera fue el primer tiempo, donde Ituzaingó se adueñó del centro del campo, basándose en la garantía que le brindó su volante central y capitán, Oscar Ibáñez, para nublar cualquier intento ofensivo del elenco local, sumándose a él los demás mediocampistas (todos de buen pie) y los atacantes. Así, el conjunto visitante generaba juego y goles. Zampini clavó un bombazo al ángulo (inatajable para cualquier portero del planeta fútbol) para abrir el marcador y, a los 22 minutos, Aranda aumentó la diferencia tras un buen pase de Dallera. El Verde siguió generando situaciones de riesgo aprovechando los incontables errores del bloque defensivo de Liniers, que esta vez no tuvo puntos altos. Quien si mantuvo su nivel de todo el torneo (a excepción de los últimos 15 minutos de este encuentro) fue Marcos Fernández, quien salvó a su equipo del papelón en la primera etapa. Entre varias atajadas, la más destacable fue ante el derechazo bajo y esquinado de Carloni, que estaba en off side (no sancionado por Iglesias), y el Uno en estupenda reacción, se estiró para desviar el balón al tiro de esquina. Cuando el equipo de Ruggero estaba para ser goleado y lo mejor que le podía pasar era que concluyera la primera etapa, llegó un anticipo de lo que ocurriría durante todo el segundo tiempo, Palmerola burló con facilidad la marca de Balcaza y cruzó el centro para la entrada de Álvarez por el sector izquierdo, el remate del zurdo encontró la respuesta de Scurnik, y Stansiola tomó el rebote para mandar la bocha a la red con un letal derechazo. Liniers se iba al descanso 1-2, cuando lo más acorde con el trámite del encuentro hubiera sido una desventaja de dos o más goles.
En el inicio del segundo tiempo Ruggero movió las piezas y encontró un funcionamiento ofensivo ideal, mandó a la cancha a Mastandrea para generar fútbol asociándose a Stansiola y Palmerola, pero además resultó clave la lesión de Ibáñez en el elenco visitante (grave golpe en la rodilla izquierda), quien no pudo volver para afrontar el segundo tiempo. Liniers se adueño del mediocampo y le encontró el precio al partido, el negocio estaba por la derecha e insistió por ese sector una y otra vez. Y Palmerola desbordó (por derecha claro) una y mil veces. A los cuatro minutos lo hizo para meter el centro para la entrada de Jiménez, quien no llegó a conectar, y Stansiola aprovechó el rebote en un hombre del León para empardar el scorer. Desde entonces, la topadora se empezó a animar y su rival se quedó sin oxígeno para aguantar la presión de un equipo que lo atacaba sin darle tiempo a reacomodarse en la cancha. Así, a los 21 minutos llegó el tercero para los locales, un gran tiro libre de Mastandrea, que tenía como destino el ángulo izquierdo de Scurnik, derivó en tiro de esquina tras la notable respuesta del arquero. El mismo Mastandrea ejecutó el corner, peinó Stansiola en el primer palo y Palmerola llegó a rozar el balón sobre la línea de gol para empezar a dejar los tres puntos en Villegas. Luego, el ex Social Español siguió disfrutando de la que sería su mejor tarde desde que juega en Primera, marcó el cuarto con un derechazo fortísimo al palo del arquero Scurnik y el quinto tras una vistosa jugada preparada; tiro libre ejecutado por Álvarez (la ausencia de Fuentes lo convirtió en el principal administrador de la pelota parada), quien la “pinchó”, para la aparición por detrás de la barrera de Palmerola, que definió con un exquisito toque de billar. 5 a 2 con nueve minutos reglamentarios por delante, más el adicional (fueron cuatro) y parecía terminado el pleito, pero allí el partido ingresó en la tercera etapa a la que habíamos hecho referencia. Ituzaingó, entre la vergüenza y la resignación de perder un partido que en el primer tiempo lo había mostrado como justo vencedor, salió a buscar el milagro, y si bien estuvo cerca, no le alcanzó, y los goles de Cáceres quedaron sólo para la estadística. Primero capitalizó el error de Fernández, que dio rebote ante un remate poco complicado de Alonso, y luego la empujó con el arco a su merced tras una devolución del palo, generada por una buena definición del ex Liniers ante Fernández. Un cotejo que quedará en la historia, por lo cambiante y emotivo hasta el último segundo de juego.
Liniers cuenta los partidos de la era Ruggero por victorias y, además, lo hace a puro gol, la cosecha ya sube a 12 en tres partidos, cuando en las primeras 13 fechas había convertido 18. El cambio está a la vista.
Claramente el choque entre el León y la Topadora, a la hora de desmenuzarlo, se dividió en tres partes; la primera fue el primer tiempo, donde Ituzaingó se adueñó del centro del campo, basándose en la garantía que le brindó su volante central y capitán, Oscar Ibáñez, para nublar cualquier intento ofensivo del elenco local, sumándose a él los demás mediocampistas (todos de buen pie) y los atacantes. Así, el conjunto visitante generaba juego y goles. Zampini clavó un bombazo al ángulo (inatajable para cualquier portero del planeta fútbol) para abrir el marcador y, a los 22 minutos, Aranda aumentó la diferencia tras un buen pase de Dallera. El Verde siguió generando situaciones de riesgo aprovechando los incontables errores del bloque defensivo de Liniers, que esta vez no tuvo puntos altos. Quien si mantuvo su nivel de todo el torneo (a excepción de los últimos 15 minutos de este encuentro) fue Marcos Fernández, quien salvó a su equipo del papelón en la primera etapa. Entre varias atajadas, la más destacable fue ante el derechazo bajo y esquinado de Carloni, que estaba en off side (no sancionado por Iglesias), y el Uno en estupenda reacción, se estiró para desviar el balón al tiro de esquina. Cuando el equipo de Ruggero estaba para ser goleado y lo mejor que le podía pasar era que concluyera la primera etapa, llegó un anticipo de lo que ocurriría durante todo el segundo tiempo, Palmerola burló con facilidad la marca de Balcaza y cruzó el centro para la entrada de Álvarez por el sector izquierdo, el remate del zurdo encontró la respuesta de Scurnik, y Stansiola tomó el rebote para mandar la bocha a la red con un letal derechazo. Liniers se iba al descanso 1-2, cuando lo más acorde con el trámite del encuentro hubiera sido una desventaja de dos o más goles.
En el inicio del segundo tiempo Ruggero movió las piezas y encontró un funcionamiento ofensivo ideal, mandó a la cancha a Mastandrea para generar fútbol asociándose a Stansiola y Palmerola, pero además resultó clave la lesión de Ibáñez en el elenco visitante (grave golpe en la rodilla izquierda), quien no pudo volver para afrontar el segundo tiempo. Liniers se adueño del mediocampo y le encontró el precio al partido, el negocio estaba por la derecha e insistió por ese sector una y otra vez. Y Palmerola desbordó (por derecha claro) una y mil veces. A los cuatro minutos lo hizo para meter el centro para la entrada de Jiménez, quien no llegó a conectar, y Stansiola aprovechó el rebote en un hombre del León para empardar el scorer. Desde entonces, la topadora se empezó a animar y su rival se quedó sin oxígeno para aguantar la presión de un equipo que lo atacaba sin darle tiempo a reacomodarse en la cancha. Así, a los 21 minutos llegó el tercero para los locales, un gran tiro libre de Mastandrea, que tenía como destino el ángulo izquierdo de Scurnik, derivó en tiro de esquina tras la notable respuesta del arquero. El mismo Mastandrea ejecutó el corner, peinó Stansiola en el primer palo y Palmerola llegó a rozar el balón sobre la línea de gol para empezar a dejar los tres puntos en Villegas. Luego, el ex Social Español siguió disfrutando de la que sería su mejor tarde desde que juega en Primera, marcó el cuarto con un derechazo fortísimo al palo del arquero Scurnik y el quinto tras una vistosa jugada preparada; tiro libre ejecutado por Álvarez (la ausencia de Fuentes lo convirtió en el principal administrador de la pelota parada), quien la “pinchó”, para la aparición por detrás de la barrera de Palmerola, que definió con un exquisito toque de billar. 5 a 2 con nueve minutos reglamentarios por delante, más el adicional (fueron cuatro) y parecía terminado el pleito, pero allí el partido ingresó en la tercera etapa a la que habíamos hecho referencia. Ituzaingó, entre la vergüenza y la resignación de perder un partido que en el primer tiempo lo había mostrado como justo vencedor, salió a buscar el milagro, y si bien estuvo cerca, no le alcanzó, y los goles de Cáceres quedaron sólo para la estadística. Primero capitalizó el error de Fernández, que dio rebote ante un remate poco complicado de Alonso, y luego la empujó con el arco a su merced tras una devolución del palo, generada por una buena definición del ex Liniers ante Fernández. Un cotejo que quedará en la historia, por lo cambiante y emotivo hasta el último segundo de juego.
Liniers cuenta los partidos de la era Ruggero por victorias y, además, lo hace a puro gol, la cosecha ya sube a 12 en tres partidos, cuando en las primeras 13 fechas había convertido 18. El cambio está a la vista.
David Tarantino
2 comentarios:
Me fui contento de la cancha, pero muy preocupado.
La actuacion de la defensa fue desastrosa, la cual quedo tapada por la tarde extraordinaria de Hugo y Luis.
No hay que engañarse, partidos como el del sabado, se ganan pocas veces...
Me fui contento de la cancha, pero muy preocupado.
Lo de la defensa fue desastroso.
Se gano gracias a la tarde inolvidable de Hugo y Luis.
No hay que engañarse, partidos asi, se ganan solo una vez...
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