Liniers quedó eliminado del torneo reducido, al caer por 3 a 1 ante Berazategui, en el estadio de El Porvenir. Un buen primer tiempo dejó al equipo de Villegas muy cerca de la hazaña, pero en la segundo etapa pagó caro algunas distracciones y no pudo aguantar el resultado.
El encuentro comenzó con La Topadora buscando el partido y su rival especulando para salir de contra, con llegadas para los dos equipos, aunque las más claras las tuvo el conjunto de Osvaldo Ruggero. La falta de definición y una buena actuación de Marcos Fernández, impidieron que Berazategui terminara la serie en los primeros 45 minutos. Es que el equipo de Sebastián Quercia, asumió todos los riesgos, la defensa la integraron; Aversa, quien, como siempre, después se convertía en “carrilero”, Bevcar, Romero y Remy. El mediocampo; Palmerola, Fuentes, Cáceres y Stansiola. Adelante; Sánchez y Negreti.
Entre tantas llegadas de uno y otro equipo, en el minuto 33, Silvio Fuentes puso en práctica su notable pegada. En un tiro de esquina desde el sector derecho del ataque de Liniers, le puso su firma al gol olímpico que había buscado tantas veces en anteriores cotejos y llegaba en ésta, la tarde más importante y decisiva de la temporada.
Así el conjunto visitante se iba al descanso con una ventaja, que si bien no alcanzaba, presagiaba la proeza, de cara al segundo tiempo. Luego, la ilusión duró poco. A los siete minutos, Juan Brunetti, definió con categoría tras recibir un balón que le pasó por debajo de la suela a Oscar Romero, la fatalidad le jugó en contra al Celeste. Quien había sido uno de sus mejores hombres a lo largo de la temporada, cometía un error que empezaba a inclinar la serie para los del Sur.
Liniers siguió buscando y casi retoma la ventaja en una maniobra ofensiva en la que intervinieron Negreti, Palmerola, Stansiola y Sánchez, éste último tocó para Cáceres, que frente al arco y con el portero descolocado, pifió el remate que, a falta de 18 minutos para concluir el partido, podría haber cambiado la historia.
Después, el equipo sintió el cansancio, física y mentalmente. Aunque generó algunas chances más, se veía venir que la primera que tuviera el rival, no iba a perdonar. Como siempre, los goles que no se hacen en el arco de enfrente...
Cuando faltaban ocho minutos para el final, un error defensivo entre Bevcar y Remy, ambos salieron al sector derecho a marcar a Román Gnocchi, quien envió un centro perfecto para que Gustavo Pastor, sin marca alguna, se luciera ensayando una media chilena que se coló en el palo más lejano de la valla defendida por Fernández.
Sobre la hora, Federico Quintana marcó el 3 a 1 definitivo.
La clave del partido estuvo en el mediocampo, cuando se asociaban los jugadores del Celeste, el libreto ofensivo se cumplía al pie de la letra; tener la pelota, atacar con mucha gente y trasladar a la número cinco, siempre al ras del piso. Aunque el sacrificio de todo el equipo por recuperar la pelota se convirtió en una quimera, porque los dos hombres de marca (Bevcar y Romero) ocuparon la defensa, se estuvo cerca de lo que muchos hubieran creído imposible y finalmente, gracias a la actitud de los jugadores, no fue tan así. Pese al resultado, que poco tiene que ver con lo que hicieron uno y otro equipo dentro de la cancha.
Muchas circunstancias, externas e internas, son las que dictan la realidad. En lo deportivo, queda la sensación de que éste equipo, el que terminó jugando, sin importar las desvinculaciones post-partido contra el Deportivo Riestra, estaba para mucho más. En lo institucional, los dirigentes eligen a los técnicos, y esto, claramente hace mella en lo deportivo, Héctor Restaino armó un plantel al que no supo manejar y ante la primera adversidad, se dio vuelta y se fue. ¿Y el manejo de grupo que un técnico debe tener? Tal vez no se sintió capacitado, tal vez se asustó porque vio que a Defensores Unidos iba a ser difícil bajarlo. Después llegó la gestión (con la coordinación futbolística de Fernando Zamacola) de Sebastián Quercia. Difícil de calificar, ya que ellos todavía no deben saber a que intentaron jugar, en los 14 partidos que estuvieron al frente del primer equipo de Liniers.
Errores son errores, y sirven para aprender. Si bien el plantel para el próximo torneo es una incógnita, el técnico que llegue, deberá tener, primero; personalidad y manejo de grupo. Segundo; una idea futbolística clara. El objetivo, con o sin sponsor, será el ascenso directo.
El encuentro comenzó con La Topadora buscando el partido y su rival especulando para salir de contra, con llegadas para los dos equipos, aunque las más claras las tuvo el conjunto de Osvaldo Ruggero. La falta de definición y una buena actuación de Marcos Fernández, impidieron que Berazategui terminara la serie en los primeros 45 minutos. Es que el equipo de Sebastián Quercia, asumió todos los riesgos, la defensa la integraron; Aversa, quien, como siempre, después se convertía en “carrilero”, Bevcar, Romero y Remy. El mediocampo; Palmerola, Fuentes, Cáceres y Stansiola. Adelante; Sánchez y Negreti.
Entre tantas llegadas de uno y otro equipo, en el minuto 33, Silvio Fuentes puso en práctica su notable pegada. En un tiro de esquina desde el sector derecho del ataque de Liniers, le puso su firma al gol olímpico que había buscado tantas veces en anteriores cotejos y llegaba en ésta, la tarde más importante y decisiva de la temporada.
Así el conjunto visitante se iba al descanso con una ventaja, que si bien no alcanzaba, presagiaba la proeza, de cara al segundo tiempo. Luego, la ilusión duró poco. A los siete minutos, Juan Brunetti, definió con categoría tras recibir un balón que le pasó por debajo de la suela a Oscar Romero, la fatalidad le jugó en contra al Celeste. Quien había sido uno de sus mejores hombres a lo largo de la temporada, cometía un error que empezaba a inclinar la serie para los del Sur.
Liniers siguió buscando y casi retoma la ventaja en una maniobra ofensiva en la que intervinieron Negreti, Palmerola, Stansiola y Sánchez, éste último tocó para Cáceres, que frente al arco y con el portero descolocado, pifió el remate que, a falta de 18 minutos para concluir el partido, podría haber cambiado la historia.
Después, el equipo sintió el cansancio, física y mentalmente. Aunque generó algunas chances más, se veía venir que la primera que tuviera el rival, no iba a perdonar. Como siempre, los goles que no se hacen en el arco de enfrente...
Cuando faltaban ocho minutos para el final, un error defensivo entre Bevcar y Remy, ambos salieron al sector derecho a marcar a Román Gnocchi, quien envió un centro perfecto para que Gustavo Pastor, sin marca alguna, se luciera ensayando una media chilena que se coló en el palo más lejano de la valla defendida por Fernández.
Sobre la hora, Federico Quintana marcó el 3 a 1 definitivo.
La clave del partido estuvo en el mediocampo, cuando se asociaban los jugadores del Celeste, el libreto ofensivo se cumplía al pie de la letra; tener la pelota, atacar con mucha gente y trasladar a la número cinco, siempre al ras del piso. Aunque el sacrificio de todo el equipo por recuperar la pelota se convirtió en una quimera, porque los dos hombres de marca (Bevcar y Romero) ocuparon la defensa, se estuvo cerca de lo que muchos hubieran creído imposible y finalmente, gracias a la actitud de los jugadores, no fue tan así. Pese al resultado, que poco tiene que ver con lo que hicieron uno y otro equipo dentro de la cancha.
Muchas circunstancias, externas e internas, son las que dictan la realidad. En lo deportivo, queda la sensación de que éste equipo, el que terminó jugando, sin importar las desvinculaciones post-partido contra el Deportivo Riestra, estaba para mucho más. En lo institucional, los dirigentes eligen a los técnicos, y esto, claramente hace mella en lo deportivo, Héctor Restaino armó un plantel al que no supo manejar y ante la primera adversidad, se dio vuelta y se fue. ¿Y el manejo de grupo que un técnico debe tener? Tal vez no se sintió capacitado, tal vez se asustó porque vio que a Defensores Unidos iba a ser difícil bajarlo. Después llegó la gestión (con la coordinación futbolística de Fernando Zamacola) de Sebastián Quercia. Difícil de calificar, ya que ellos todavía no deben saber a que intentaron jugar, en los 14 partidos que estuvieron al frente del primer equipo de Liniers.
Errores son errores, y sirven para aprender. Si bien el plantel para el próximo torneo es una incógnita, el técnico que llegue, deberá tener, primero; personalidad y manejo de grupo. Segundo; una idea futbolística clara. El objetivo, con o sin sponsor, será el ascenso directo.
David Tarantino
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