Con poco, Berazategui se llevó todo

La alegría de la clasificación de los chicos de infantiles se vio rápidamente ensombrecida al conocerse la formación del primer equipo. Walter Negreti y Silvio Fuentes salían en el banco de suplentes. Una consigna de manual de todo equipo que gana y juega bien, es no hacer modificaciones en la integración, excepción hecha de situaciones imprevistas. No fue este el caso y quedó claramente demostrado cuando a los 10 minutos del segundo tiempo ingresaron dichos jugadores y Liniers pareció resurgir de sus cenizas. Claro, antes el equipo con la obligación de ganar en función de su desventaja deportiva había salido sólo con un punta (Sánchez) y con Hugo Palmerola, exigido en una posición inapropiada, con el peso de llegar como última puntada, cuando quedó demostrado que su mejor rendimiento es arrancar de atrás y asistir a los delanteros. Conocía el cuerpo técnico la desventaja deportiva?. La descollante actuación de Damián Bevcar, multiplicándose en el medio, no alcanzó. Luego de los cambios antes citados aparecieron las opciones de gol, mereciéndose el empate, pero quedando con las manos vacías. El gol de Gnocci a los 9 minutos definió el pleito en favor de un amarrete equipo naranja, que vino a hacer su negocio con muy escasos recursos. Expulsado con razón Oscar Canteros, amonestado incomprensiblemente Cristian Couceiro (sumó la quinta amarilla) aparecen como dos bajas muy importantes con vistas a la revancha.

Los errores del cuerpo técnico en la conformación inicial del equipo resultaron sustanciales en el resultado final. Corrigieron en el complemento, pero fue tarde.

Creemos que la historia no está terminada. Hay todavía muchas cartas por jugar. Ganar por dos goles no es imposible, más teniendo en cuenta lo poco que mostró Berazategui, apenas el oficio de alguno de sus hombres y la complicidad de un árbitro que fue muy contemplativo con el juego brusco naranja y demasiado severo con las protestas celestes, ignorando incluso un penal en el área visitante. Pero Liniers no puede volver a darse el lujo de dejar en el banco a jugadores insustituíbles en el equipo.

Ahora se plantea la necesidad de una hazaña. Esperemos que este equipo, que en varias oportunidades nos demostró temple, coraje y actitud ganadora, sea capaz de conseguirla.

El ascenso no resulta tan lejano, superar esta prueba puede ser decisiva en el camino hacia el ansiado objetivo.