Final electrizante y a pura emoción. La alegría de Liniers y la desazón de Claypole, que no se bancó la derrota. Tumulto generado por los jugadores visitantes y se vio nítida la agresión del jugador Hugo Leiva, defensor de Claypole a Carlos Ramírez, técnico de Liniers.
"Cuando terminó el partido se acercó a mí el número 2 de Claypole (Leiva) aparentemente con intenciones de saludarme, pero sin mediar palabra alguna me propinó una trompada en la cara y salió corriendo. Actuó como un cobarde, indudablemente demostró también ser muy mala leche" declaraba el agredido técnico de la Topadora, que no salía de su asombro por la actitud desleal del jugador visitante.
Sin embargo, consultado el árbitro del partido Miguel Bracco, manifestó que no vio el incidente y por lo tanto no informaría al agresor.
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